martes, enero 23, 2007

PALACIO DE PAPEL

Cuando era pequeña todos los fines de semana me levantaba la primera, no me gustaba dormir, a las 08.00 de la mañana ya estaba viendo los dibujos animados, pintando o jugando con las muñecas. Mi hermana en cambio se quedaba en la cama, es casi dos años mayor que yo pero siempre se comportaba como si tuviera muchos más, dormir “como un mayor” era uno de los distintivos.

Mi padre era de los que se pasaba la mañana en la cama aunque no estuviera durmiendo, aquello para mi ya era el colmo del aburrimiento, me costaba entender que mi madre pudiera dormir hasta las 10 u 11 pero que mi padre voluntariamente y estando despierto pudiera quedarse allí quieto hasta la hora de comer eso era completamente incomprensible, probablemente si él hubiera sabido la cantidad de horas, días, meses que tiempo después pasó en la cama contra su voluntad habría madrugado como yo.

Pasé años levantándome pronto los fines de semana pensando que ése iba a ser un día especial, poco a poco empecé a no tener tanta prisa y a perder la esperanza de que un sábado o domingo no fueran más que otro sábado o domingo cualquiera.

Cuando eres pequeño no tienes tiempo que perder, cuando creces sólo quieres tener tiempo para perderte. Mi infancia se esfumó el día en el que dejé de madrugar y con la madurez encontré un mundo en el que las cosas eran como yo quería, sin decepciones ni esperanzas, sólo cerrando los ojos tanto despierta como dormida supe que aquél era el motivo por el que los mayores duermen más, no es que se cansen con mayor facilidad es que quieren más tiempo para soñar. Bienvenido a la realidad, ese es el premio de consolación.

Hoy soy una gran soñadora, a veces me quedo horas en la cama enroscada entre las mantas repasando las cosas que un día me hicieron feliz, si no han pasado me las invento y si pasaron y las puedo mejorar les hago retoques. No abro los ojos pero estoy despierta.

8 comentarios:

mc clellan dijo...

Yo me levantaba todos los sábados para no perderme ni un segundo de 'La bola de cristal'. Hoy, sigo madrugando algunos fines de semana. Y no por complejo de Peter Pan, sino porque soy capaz de soñar despierta. He encontrado pequeños momentos de felicidad con los ojos abiertos. A veces no es más que una taza de café o leer el diario frente a una cristalera y con ruido de vasija de fondo. Otras, que el sol me dé en la cara y tenga que cerrar los ojos mientras espero el autobús; que la calle huela a pan, que un perro cualquiera me lama la punta de los dedos... ¡Si me roban mis sueños, me muero!

Anónimo dijo...

ya estás tardando en escribir un libro... me encanta cómo escribes.

Samuel Lorre dijo...

Gracias por su sonrisa. No la pierda.

Bambu dijo...

La bola de cristal, qué recuerdos... menos mal que hay momentos como los que dices, hacen la rutina más llevadera.

Yegüi, gracias por tu devoción a mi post pero lo del libro es un poco precipitado, lo mismo en unos años sorprendo con mi biografía, jajaja.

humo dijo...

bellisimo post...

yo tambien me he levantado siempre temprano

duermo poco, demasiado poco... es mi naturaleza

hay gente que me envidia

pero se equivocan

nunca recuerdo los sueños...

:_

Bambu dijo...

Dicen que los sueños que se recuerdan son las pesadillas sean malas o buenas y los que no recordamos son sólo sueños, aún durmiendo poco seguro que sueñas mucho.

humo dijo...

Ojala los sueños tuvieran un boton de play, no decorativo, y con posibilidad de elegir, me conformo con que tuvieran calidad vhs,no hace falta dvd, menus, subtitulos ni idiomas. Solo poner el sueño que te gusta o elegir uno al azar para que te sorprenda y a dormir.

Si tuviera que poner un play en mi vida nunca sería decorativo, no me gusta engañar a nadie.

Gracias por la visita.

Bambu dijo...

Yo tendría una carpeta de favoritos y según el día me pondría uno u otro... no es mala idea lo del play, una pena que sólo sea un deseo y no una realidad, habrá que esperar a encontrar al genio de la lámpara a ver si nos concede ese botón.

Gracias a ti por la tuya.