martes, octubre 28, 2008

Secuencias


Mi partida sigue su curso, desde que decidí poner las cartas sobre la mesa y dejar bien claro que en cuanto vea el más leve signo de juego sucio abandono y me llevo el tapete, mi contrincante ha decidido atenerse a mis reglas y todo esta sospechosamente controlado.

Por lo demás los días siguen su ritmo, el frío se nota en la piel, la lluvia arrastra el recuerdo de un verano que cumplió su función reparadora de ilusiones, la crisis sigue azotando a los pobres mil euristas y yo quiero salir de mi oficina para ver si me han ingresado la nómina del mes, después de eso lucharé contra mis bajos instintos para no subir al centro comercial y comprar ropa que no puedo permitirme. Tras un largo paseo habré conseguido vencer parcialmente la ansiedad, la semana que viene atacará un nuevo brote consumista que atajaré con la misma técnica y según mis cálculos la semana del 10 ya tendré fichados al menos 3 modelos que acabarán en mi armario digamos entre el 19 o 22…

Posiblemente me convenza a mi misma de que a esas alturas del mes y teniendo en cuenta la paga extra de Diciembre no es tan grave. Cuando el 26 mi saldo este nuevamente en negativo me prometeré ser mucho más responsable los próximos meses y ahorrar por si tengo algún gasto inesperado… Qué razón tiene ese señor que salía ayer en la tele, un catedrático economista experto en números al que la presentadora le preguntó con cara de preocupación e interés a partes iguales
- ¿Cómo ve usted la situación actual de la crisis?
- Pues yo….. mmmmmmmmm…. Yo …………. Yo lo veo mal, la verdad.

No podría estar más de acuerdo señor economista, yo también lo veo mal, muy mal. Y esos zapatos no me ayudan…

jueves, octubre 16, 2008

Espisteme


Llevo semanas pensando en todo lo que me rodea, en mi situación, en esa partida que ha ocupado los dos últimos post y que ha impedido escribir alguno más, en el trabajo, en el futuro, en mi presente, en los que están a mi lado y los que estuvieron y decidieron en algunos casos alejarse y en otros desaparecieron por caprichos del destino.

Y tras muchas horas de pensar he llegado a la conclusión de que he perdido el tiempo pero no la partida, que esa no existe o al menos no tal y como yo la había planteado, que todos mis miedos no son más que reflejos de un pasado en el que asumí como pude lo que vino sin preguntar, que ahora no soy la misma persona y no hay motivo para temer, para perder o lamentar, ni siquiera lo hay para recordar.