Yo, mosca

Cuando mi gato ve una mosca se queda inmóvil, sus ojos dibujan el recorrido del insecto, la observa sin inmutarse, así pasa un rato en el que uno piensa que simplemente le divierte su revoloteo pero hay algo más detrás de ese comportamiento, lo que hace es estudiarla para después pasar a la acción.

La mosca se queda quieta en el cristal de la ventana, mi gato ya sabe que durante unos segundos permanecerá así y él que es más ràpido le da un golpe con la pata, la mosca se pone a volar, no le ha hecho nada pero se ha inquietado, mi gato ha fallado, espera a que vuelva a recuperar la confianza suficiente para posarse en el cristal y recibir otro zarpazo.

Y lo hace, se posa, él vuelve a obsevar, frunce el ceño, se esta concentrando porque no quiere fallar. Otro golpe, esta vez certero, la mosca cae al suelo, él la mira, esta atontada, yo miro desde el sofa, adoro a mi gato pero no entiendo porque no la remata, en vez de eso le da toquecitos con la pata una y otra vez, luego para y sigue mirando, finalmente la mosca deja de moverse y mi gato se la come, yo miro para otro lado y exclamo : Qué asco!.

Por qué ha jugado con ella mientras la mosca agonizaba? Es cruel mi gato?

Después de todo eso me he puesto triste, me ha dado por pensar que yo soy una mosca entre sus zarpas, me derribó y aún hoy siento que sigue jugando mientras yo tendida en el suelo sólo quiero que se vaya o termine por comerme.
Mi gato sigue siendo más noble, al menos él le ha puesto fin a su juego.


Dibujo: PuroHumo